Tenía cinco años
cuando Senna murió. Nunca le vi correr, ganar, hablar con Dios o proclamarse
Campeón del Mundo y si lo vi no lo recuerdo. No soy la mayor fan de la Fórmula
1 pero en ocasiones aparecen pilotos ante los cuales hay que quitarse el
sombrero. Ayrton Senna es uno de ellos.
Se fue muy
pronto, como les ocurre a los grandes que aunque mueran con 100 años siempre es
muy pronto, nunca hay suficiente de ellos. En su caso fue demasiado pronto. Hoy
se cumplen 20 años de su muerte y en todos estos años su leyenda no ha hecho
más que crecer. Escuchar hablar a alguien de él te hace creer que le viste
correr, que fuiste testigo de su leyenda. Por muchos años que transcurran la
gente continúa hablando de él con pasión y admiración, la misma pasión y
admiración que se te contagia al escucharles.
Aquel fatídico
día la Fórmula 1 se quedó huérfana porque Ayrton Senna era la Fórmula 1 y la
Fórmula 1 era Ayrton Senna y a día de hoy continua igual ya que ningún piloto
ha conseguido ocupar el sitio que dejó, cerrar un poco la herida. Tras su
muerte se dijo que Williams, el equipo en el que competía, podría sustituir al
piloto pero la F1 no y es que quienes le vieron correr no dudan en calificarle
como el mejor piloto de la historia no solo el más rápido.
Quizás no tanto
por sus títulos, se proclamó Campeón en 1988, 1990 y 1991 y subcampeón en 1989
y 1993, destacó por lo que transmitía una vez se subía al monoplaza. Su
técnica, la precisión y la audacia le hacían casi invencible además de su
superioridad bastante inusual en carreras en mojado. Rebelde por naturaleza
nunca perdía la sonrisa, transmitía carisma a cada paso que daba.
Aquel primero de
mayo el Gran Premio de San Marino estaba de luto, el día anterior el piloto
austriaco Roland Ratzemberg perdía la vida. Senna lo homenajeaba cuando en la
primera vuelta se estrelló con el muro y las lesiones le causaban la muerte. A día
de hoy, 20 años después se continúa sin saber lo que verdaderamente provocó el
accidente. ¿Fallo mecánico o error humano? Sea como fuera, aquel día Senna se
convirtió en mito.
Puede que un
accidente le convirtiera en mito antes de tiempo, pero él ya estaba destinado a
leyenda cuando con cuatro años se subió por primera vez a un kart y dejó sin
palabras a todos los presentes. Tenía el talento, la técnica, la clase y sobre
todo el carisma para ser leyenda.
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