Aunque se trataba del GP de San Marino nadie duda que este sea el Gran Premio de Valentino Rossi. Tavullia, el pueblo donde el piloto italiano se crió, está a escasos 15 kilómetros del circuito y el fin de semana del Gran Premio el pueblo y el circuito se tiñen de amarillo.
Cuando las motos llegan a San Marino en Tavullia aparecen miles de Valentinos Rossi por las calles, las casas y las tiendas, incluso este año han montado en la plaza del pueblo una réplica del box del piloto con figuras a tamaño real de los mecánicos, del propio Rossi y como no de la M1.
Después de la caída en Mugello su reaparición tres grandes premios después fue sorprendente, aunque aún lo fueron más su cuarto puesto en Sachsenring y el tercero en Laguna Seca. Pero parece que las vacaciones no le han sentado muy bien y en la Republica Checa e Indianápolis fue quinto y cuarto consecutivamente pero con más problemas de lo habitual en él, incluso en el último Gran Premio en EE. UU. se fue tres veces al suelo en el fin de semana.
En Misano, Rossi advirtió que no estaba para conseguir la victoria pero que lucharía por subir al podio. Y así fue, el piloto italiano se reencontró con el podio ocupando el tercer cajón. La carrera fue un paseo para Dani Pedrosa que en esta segunda parte del Mundial ha encontrado la solución a todos los problemas de su Honda. Por su parte Lorenzo intentó seguir al piloto catalán, pero solo pudo ser segundo en la fiesta del motociclismo italiano.
Pero este domingo no hubo celebración. Los tifosis no se volvieron locos durante la carrera, ni al ver a su ídolo en el podio otra vez, en esta ocasión no hubo invasión de pista, ni cava tras el himno. Y es que el domingo la tristeza sustituyo a la alegría y el amarillo que normalmente cubre Misano se tiño de negro por la muerte de Tomizawa.
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