Se va a pescar. Casey Stoner deja el Mundial de Motociclismo a los 26 años, con dos títulos de la categoría reina, en lo más alto y con toda una carrera deportiva por delante. Se va, dice, porque no se divierte.
Y es que Stoner es un clásico. Ya no ve nada del Mundial que le enamoró siendo un niño y no quiere ser partícipe del show en el que, en su opinión, se está convirtiendo. No le importa el dinero o la fama, hay cosas más importantes como afirma haber descubierto en esas tres carreras que estuvo ausente por un problema de salud. El Mundial al que llegó con 14 años, seguido por sus padres y su hermana que dejaron sus vidas atrás por el talento de este pequeño gran genio, le ha decepcionado y ahora solo quiere volver a su Australia natal con su mujer y su hija. Asegura marcharse en el momento adecuado, antes de perder totalmente la pasión por las motos, de no volver a querer subirse a una.
Se va sin hacer mucho ruino sobre la pista – en esta última temporada -, pero si fuera de ella. Desde que anunciara su retirada, tres carreras después del inicio del campeonato, se ha encargado de dejar clara su postura hacia la organización, el camino que quieren que tome el campeonato y los pilotos que siguen la corriente como si nada. No ha tenido problema en hablar de los que le criticaron por sus numerosas caídas en su llegada a Ducati sin importar el título que consiguiera dos años después de subir a la categoría reina, dudando de todo lo que decía o hacía. Ni ese título ni el de 2011 con Honda le hacen sentirse respetado y así lo ha manifestado. Y es que si algo ha hecho Casey Stoner este último año, ha sido hablar.
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