Hoy era difícil saber quien era el ganador del primer Gran Premio de la temporada. Los tres hombres del podio sonreían como lo hacen los ganadores, y es que en parte los tres lo eran.
La sonrisa de Márquez era por debutar con las motos grandes, por correr con los mayores. Competía por primera vez con todos esos pilotos a los que tan solo un par de años atrás admiraba. Corría con Pedrosa, su compañero de equipo, la elegancia en pista; con Lorenzo, el vigente campeón, la regularidad sobre el asfalto; con Rossi la leyenda viva, en activo y de vuelta. Tenía esa sonrisa nerviosa del debutante, del piloto recién llegado a quien se le notan los nervios sobre la moto, pero que en su caso también evidenciaba la pasión que siente por el motociclismo.
No ha dudado en dejar atrás a su compañero de equipo, en pelearse con el nueve veces campeón del mundo, en olvidar que era su primera carrera en MotoGP y por eso sonreía en el podio.
Se sabe cuando Valentino Rossi sonríe bajo el casco, fuera de pista siempre lo hace pero son las sonrisas que nacen sobre el asfalto las más sinceras. Llevaba dos años perdido en un desierto rojo, en puestos que no le correspondían y la vuelta a Yamaha no solo le ha rescatado de ese abismo, sino que le ha devuelto la sonrisa.
Daba como vencedor a Lorenzo pero volvía a luchar por la cabeza de la carrera como si nunca se hubiera marchado. En realidad no lo ha hecho, solamente estaba a la sombra. Él sonreía por volver a levantar el aplauso del público, por volver a tener un trofeo entre sus manos, por volver a mirar hacia abajo y ver a su equipo aplaudir, sonreía simplemente por volver.
Quizás fuera la sonrisa de Lorenzo la que menos presión guardaba, con dos mundiales de la categoría reina a sus espaldas no tiene nada que demostrar a nadie. Ya ganó y lo volvió a hacer; esta vez no lleva el número uno sobre su carenado pero nadie duda que es el piloto a batir. Ha dominado la carrera de principio a fin, se ha alejado de la pelea por el segundo puesto y ha demostrado porque es el actual campeón del mundo.
Él sonreía por ser el primero en ver la bandera a cuadros, por confirmar quien es el campeón y por la confianza que da empezar la temporada con una victoria.
En Qatar Jorge Lorenzo ha sido primero, Valentino Rossi segundo y Marc Márquez tercero, pero con los tres en el mismo cajón cualquiera podría haber sido el ganador. Ellos sonreían por haber ganado cada uno un título y desde casa los espectadores sonreían por el espectáculo que acababan de ver, por el Mundial que les espera.
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