lunes, 11 de noviembre de 2013

"Marc es Marc"






Parece fácil ponerse a escribir sobre Marc Márquez pero no lo es. Cuesta encontrar palabras después de verle llevar una GP, no se han inventado adjetivos para describirle y llamarle histórico es quedarse corto.

Siempre he defendido seguir las categorías de cilindradas más pequeñas para entender a un piloto una vez llega a MotoGP, pero en el caso de Márquez no sirve de mucho porque da igual las veces que le veas siempre saldrá con algo sorprendente. Le hemos visto caerse en 125cc, ganar su primer Mundial, subir a Moto2, pegar el estirón, ganar carreras casi imposibles – remontando desde la última posición – ganar su segundo Mundial, subir a MotoGP, maravillar al mundo, ganar su tercer Mundial, hacer historia y aún no parece ver cercano su límite.

El domingo cruzó la meta en tercera posición, lo suficiente para coronarse Campeón del Mundo y no poder dejar de sonreír. Lo ha conseguido con tan solo 20 años, pero quizás esto no sea tanto lo impresionante sino la manera en que lo ha hecho. Cada año en el Mundial hay pilotos buenos y otros muy buenos, pero hay muy pocos que consigan poner en pie a toda una grada, independientemente del número que defiendan. Cada piloto tiene sus seguidores y detractores, pero muy pocos consiguen que toda la afición se rinda a sus pies. La vida nos da muy pocos de esos pilotos y Marc Márquez es uno de ellos.

Márquez conquista tanto dentro – consigue que con cada carrera te apasiones un poco más por este deporte – como por fuera – es simpático, gracioso y nunca deja de sonreír – de la pista.  Los demás pilotos le “amenazan” a través de Twitter, incluso Valentino Rossi proponía que le sancionaran durante dos o tres carreras; solo dos pilotos no han participado de estas bromas, Jorge Lorenzo y Dani Pedrosa y es que ellos tenían que pelear con él por ganar carreras. Pero esto solo hizo que se lo pasara mejor carrera tras carrera y es que intentar buscarle explicación a Márquez no tiene sentido, porque como dice Emilio Alzamora “Marc es Marc”; y sólo necesita una vuelta el primer día de entrenos para encontrar el punto al circuito sobre la moto o un par de carreras para perderles el miedo a los demás pilotos, cruzar la moto y llegar incluso a bromear con Valentino Rossi, su ídolo.

Pese a que sus rasgos ahora son más fuertes su risa le delata, no queda muy lejano aquel niño bajito, pequeño, sonriente, que recordaba a Dani Pedrosa que llegó al Mundial en 2008. Por aquel entonces nadie podía imaginarse que el niño el cual se caía con frecuencia de la KTM llegaría a llevar una moto GP como si de una 500 se tratara. A través de esas caídas le toco aprender a ir sobre la 125cc, entre los codazos de la jungla que es Moto2 a llevar una 600cc y en GP empezó siguiendo la rueda de Pedrosa para terminar dando las clases él.

Si eres bueno destacas sobre las motos más pequeñas, pero Márquez brillaba sobre aquellas motos – sobre las que ya casi nadie recuerda verle montar, pero que están mucho más cerca de lo que parece – y ahora reluce sobre la 1000cc.


Tras ganar el Mundial le agradeció a su madre haberle parido; creo que todos debemos agradecerle a Roser Alentá el dejarnos disfrutar de su hijo sobre la moto, porque no solo le parió sino que le dejó subirse a una moto siendo muy pequeño, mucho más pequeño.

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