miércoles, 13 de noviembre de 2013

Un año en el CEV, perdón en el Mundial




Normalmente la categoría de Moto3 es la menos vista, incluso desde los circuitos donde las gradas nunca están llenas a esas horas. Paradójicamente son las carreras más divertidas. Con la desaparición de las 125cc y la entrada al Mundial de Moto3 se temía que se perdiera la frescura de la categoría, pero nada más alejado de la realidad, y creo que nadie echa de menos a las ruidosas motos de 125cc o al menos no porque las de 250cc que ocupan ahora su lugar sean aburridas.

En parte la culpa de esto la tienen los pilotos. Si con 16 o 17 años te dan la oportunidad de cumplir tu sueño, pese a que sea en un mundo de adultos, lo único que quieres es dar gas, adelantar a los demás pilotos y ganar carreras – además tener la oportunidad de cruzarte por el paddock con los ídolos con los que has crecido es un extra-. Por eso Moto3 es la categoría más divertida.

De los tres pilotos, cuatro en muchas ocasiones, que se han disputado los cajones del podio en cada Gran Premio hay mucho que aprender, tanto dentro como fuera de la pista. Maverick Viñales, Luis Salom y Álex Rins han demostrado un saber estar del que muchos tendrían que aprender y al terminar la temporada solo tenían buenas palabras los unos con los otros. Dentro de la pista también han mostrado como mantener la magia de una categoría aunque los protagonistas sean siempre los mismos.

No hay que echar la vista muy atrás para recordar las soporíferas carreras de MotoGP, que prácticamente eran imposibles de ver, pero este año estos tres pilotos han conseguido que cada domingo estuviéramos pegamos a la televisión deseando ver con qué nos sorprendían.  

A Qatar se llegaba a principios de abril sin un claro favorito pero con muchos nombres en el bombo. Salom había terminado 2012 con fuerza, Rins y Fenati había sorprendido bastante la temporada anterior, Folger parecía partir desde una buena posición con el equipo de Aspar, se tenía gran expectación por Álex Márquez y a Viñales se le miraba con dudas por el final de la temporada anterior.

De todos los nombres que se barajaban Salom, Viñales y Rins sabían al podio. En ese momento el resto de pilotos desaparecían y los tres españoles se volvían fijos en la cabeza de carrera, convirtiendo el Mundial prácticamente en el Campeonato de España de Velocidad.

Hablar de los números de estos tres pilotos no tiene mucho sentido, no es muy relevante quien haya ganado más carreras o quien ha hecho más vueltas rápidas; con lo que nos tenemos que quedar es con el papel de estos tres jóvenes de 18 y 22 años. Rins ha maravillado al mundo con su pilotaje fino y estudiado, pese a su corta edad. Salom con su fuerza y decisión, siendo capaz de remontar y salvar una carrera que estaba totalmente perdida. Y Viñales con la madurez que en los cinco meses de parón que hay entre una temporada y otra ha adquirido.

Suena a tópico decir que cualquiera de los tres se merecía el título, pero en este caso es verdad. Los tres llegaban a Valencia con una diferencia de 5 puntos tras las caídas de Salom y Rins en Japón que le permitían a Viñales reengancharse al Mundial y el que ganara la última carrera se llevaba el título. Es verdad que ganó Viñales, se llevó el título; a Rins, Folger le quitó el segundo cajón del podio prácticamente en la línea de meta; y Salom sólo pudo conseguir dos puntos tras caerse; pero los tres han ganado con el temporadón que han hecho y aunque Viñales se lleve el título y figure como Campeón del Mundo – que es lo más importante –, los tres han escrito este año en la historia del motociclismo, en la memoria de los aficionados y desde ya tienen el respeto y admiración de todo el público – que no es poco- .

También se merecen todo el reconocimiento Álex Márquez y Ana Carrasco. El primero ha disputado por primera vez un Mundial entero y aunque con Rins como compañero de equipo no era fácil destacar lo ha conseguido, e incluso en Japón consiguió su primera victoria mundialista; y no es Marc – muy pocos brillan como él – pero es un Márquez y eso es decir mucho. Ana Carrasco consiguió su primer punto en Malasia, desveló su mote en el equipo y en Valencia terminó la temporada por todo lo alto cruzando octava la línea de meta, ella tampoco lo tenía fácil para destacar en su equipo con Viñales como compañero, pero ha luchado para que su paso por el Mundial no sea algo anecdótico.

Han corrido muchos más pilotos y aunque parezca mentira no todos eran españoles, pero es que esta temporada ha sido difícil pensar que eran carreras del Mundial y no del CEV.

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