Nació en Corbera de Lobregat, Barcelona, mide cerca de 1,77, se convierte
en la reina de cada competición en la que participa, tiene 28 años y tantos
títulos en sus espaldas que no necesita presentación. No corre sobre una MotoGP
pero es un ejemplo para el mundo del deporte en general y del motor en
concreto. Resulta algo tópico hablar de una mujer cuando obtiene un buen
resultado sobre una moto pero en su caso lleva muchos años ganándose que se
hable de ella.
Me gusta Laia Sanz porque es uno de esos deportistas que hacen fácil lo difícil,
a los que parece no les cuesta jugar un partido de tenis de tres horas, marca
un gol en la final de un Mundial de fútbol, liderar un equipo de baloncesto,
tumbar la moto hasta rozar el asfalto con el codo o hacer todas las zonas sin
penalizaciones.
También es un tópico decir que el piloto de turno se subió por primera
vez a una moto incluso antes de saber andar; en su caso fue a una bicicleta con
dos y fue su padre quien le despertó la pasión por las motos al poner el
asiento de la bici sobre el tanque de gasolina de su moto. No debía ser muy
difícil adivinar que lo suyo era pasión cuando con cuatro años se subía a
escondidas a la moto de Joan, su hermano mayor, una MontesaCota de 25cc. Su
madre consciente de esto la animó a participar
en una carrera del Campeonato Catalán Junior de Trial que estaba
teniendo lugar en su pueblo. Participó, con solo siete años, y pese a que
terminó última supo que quería más. Por eso en el 93 se incorporó al campeonato
desde la primera prueba y fue entonces cuando empezó a moverse en un deporte
dominado por chicos, ya que por aquella época los campeonatos femeninos ni se
podían imaginar.
Su primera victoria en el campeonato masculino llegaría en 1997, y ese
mismo año participaría en una competición internacional femenina en ensayos. Un
año más tarde, en 1998, se celebró la primera edición del Campeonato Europeo de
Trial Femenino, en el que Laia no solo participó sino que ganó. Por aquel
entonces se trataba de un campeonato no oficial, pero aún así el triunfo con
tan solo doce años de la catalana sobre pilotos extranjeros más maduros atrajo
la atención de los aficionados y de equipos profesionales. Toda esa atención
unido al gran resultado que obtuvo hizo que por primera vez considerar el ser
piloto como una forma de vida. Su participación en el Campeonato Europeo
Femenino lo compaginó con el Campeonato de Trial Español, donde una vez más era
la única chica.
Aunque ya empezaba a despuntar lo que pocos podían imaginarse es que el
2000 se convertiría en un año clave para la piloto catalana. Con trece años
ganará el Campeonato Español Cadete siendo de nuevo la única chica que
participa en la competición – ella misma ha declarado que se trata de uno de
sus títulos más satisfactorios – y tomará parte en la primera edición del
Campeonato Europeo de Trial Femenino y del Campeonato del Mundo de Trial Femenino,
ganando su primer título mundial y obteniendo el subcampeonato en el europeo. Ese
año, por si no había tenido suficiente, también participará en la edición del
Trial de las Naciones Femenino, el cual también gana.
Desde ese momento su carrera va en aumento y va acumulando títulos que la
convertirán en un referente en el mundo del trial. Aunque en las competiciones
masculinas ha logrado grandes resultados, ha sido en el Campeonato del Mundo de
Trial Femenino donde ha cosechado más éxitos, como los siete títulos mundiales
consecutivos de 2000 a 2006. Con el título de 2007 no solo conseguiría su
octavo título, sino desempatar con Dougie Lampkin y Jordi Tarrés, dos mitos del
trial ambos con siete títulos, pero ese año el título cayó en manos de Iris
Krämer, con la que Laia empató a puntos pero solo pudo ser subcampeona. El mal
sabor de 2007 se lo quitó al año siguiente alzándose de nuevo con el título
mundial.
A largo de su carrera ha pasado por Beta, Montesa-HRT y Gas Gas, ha
compartido equipo con Toni Bou – otro que no necesita presentación – y Takahisa
Fujinami, tiene 13 títulos mundiales, 10 europeos, 6 títulos de las Naciones y
aún así no parecía haber encontrado su límite cuando en 2010 tiene la
oportunidad de entrenar para el Rally Dakar con la leyenda del Dakar Jordi
Arcarons, cumpliendo dos de sus sueños de infancia.
Como entrenamiento para el Dakar empezará a competir en el Campeonato del
Mundo de Enduro en el cual obtendrá grandes resultados como un meritorio tercer
puesto en su primera participación pese a no disputar todas las pruebas, el
subcampeonato en su segundo año y el título Mundial de Enduro Femenino que
sumaría a su palmarés en 2012.
Desde el primer momento la historia de Laia Sanz con el Dakar ha sido
idílica, o al menos todo lo idílica que puede ser una carrera en el desierto. En
la edición de 2011 compite con una Honda CRF450 como parte del equipo Arcarons
RST KH7; gana la clase femenina y consigue terminar en 39º posición en la
general, un más que respetable puesto para ser su primera vez. En 2012 hace su
debut oficial en el Dakar con el equipo Gas Gas y Marc Guasch como mochilero.
Ese año los problemas no paran de aparecer tanto para la piloto catalana como
para su mochilero que tras un accidente tiene que abandonar la carrera. Aún así
Laia termina el rally repitiendo la posición del año anterior y convirtiéndose
en la ganadora en la clase femenina al ser la única mujer que acaba la carrera
en moto.
Para 2013 su objetivo era terminar entre los 30 primeros de la
clasificación. Ese año cuenta con el apoyo de Marc Guasch y Miguel Puertas.
Pese a un inicio muy bueno vuelven a aparecer los problemas y pese a la imagen
de coraje que muestran Laia y Miguel Puertas, al tener que remolcarle este
durante 400 km tras tener problemas con la moto, pierden muchas posiciones y
solo puede terminar 93ª en la clasificación general. Termina muy lejos de su
objetivo inicial pero un año más vuelve a ser la única mujer en acabar la
prueba en moto por lo que se gana el apodo de La Reina del Dakar.
La historia de La Reina del Dakar no solo ha seguido este año, sino que
ha crecido. Sobre una Honda CRF450 y como piloto de KH7 cruzaba la meta en la
última etapa en la 16 posición la misma que obtenía en la general rompiendo así
todos los records. No solo es la única mujer en terminar el rally en moto un
año más sino que iguala su mejor clasificación en una etapa – séptima a 13
minutos del vencedor -, y bate todas sus marcas y las de todos los tiempos.
Desde que se subió a una moto está haciendo historia; en estos años nos
hemos acostumbrado a ver su nombre en la prensa, a escucharlo en la radio o a
verla en televisión siempre acompañado de algún éxito. Sonríe, consigue que
quien la conoce termine rendido a sus pies y le gusta, como decía en una
entrevista, que las niñas pequeñas le digan que quieren parecerse a ella , el
alegra que todos sus títulos ayuden a aumentar la presencia femenina en el
mundo del motor. Y es que si hay una buena manera de alentar algo es hacerlo
con hechos y Laia Sanz es el mejor ejemplo de trabajo, esfuerzo, sacrificio y
sobre todo éxito.
Tras su última participación en el Dakar es casi imposible no admirarla,
y aunque ya lo hacía desde hace mucho ahora mi admiración por ella es aún mayor
si cabe. Tan solo puedo decir Me gusta Laia Sanz.
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