miércoles, 28 de mayo de 2014

Vale más una imagen que mil pilotos

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  •      No puedes perderte una carrera? ¿Ir a la playa o algo? 
  •      Jajajaja. Nos vemos en Mugello, colega.

El comentario de Cal Crutchlow a Marc Márquez y la respuesta de este al británico vía Twitter obtuvieron 936 retweets y 1083 favoritos en la red social. Ese es uno de los múltiples casos que ejemplifican la importancia que están adquiriendo las redes sociales. Antes el precio de un piloto se basaba en su calidad ahora con el auge de las redes sociales y la importancia de los medios de comunicación ¿cuánto vale un piloto? El valor de estos ya no solo depende de su habilidad sobre la moto sino de su carisma una vez se bajan de ella.

Que Márquez gane una carrera le gusta a la fábrica, al equipo, al patrocinador y a los aficionados, pero si ya se hace una selfie en el podio con los otros dos pilotos, y después escribe un comentario en alguna red social agradeciendo el trabajo a su equipo ya se vuelven locos, el patrocinador y los aficionados en especial. Y es que es eso lo que nos gusta, conocer cada detalle de los pilotos a los que seguimos en cada Gran Premio. Atrás quedaron los tiempos en los que solo se sabía de estos una vez pisaban los circuitos, ahora cada vez más la línea entre lo público y lo privado, lo profesional y lo personal se acorta.

Las fotos de sus entrenos, cenas, días en familia, vacaciones o vistas desde la ventana se han convertido casi en rutina y han llegado a alcanzar un valor mucho más alto del que se podía esperar. Publicar lo que están haciendo fuera de los circuitos es algo casi obligado. No lo digo yo como espectadora, es algo de lo que los pilotos y equipos son conscientes; el mejor ejemplo está en Dani Pedrosa, que uno de los pilotos más reservados de la parrilla tenga cuenta en Twitter y suba fotos de cómo pasa una tarde al sol en la terraza, quiere decir que las cosas están cambiando.

La importancia de la imagen no es nada nuevo, es cierto que no estamos descubriendo América, pero también es verdad que cada vez más se está entrando en la vida de los pilotos y si uno no es activo en las redes sociales nos cae mal. El rey de la imagen sin duda alguna es Valentino Rossi, es quien más provecho ha sabido sacarle a su simpatía y quien más rápido ha aprendido a sonreír en todo momento. Controla como nadie el trato en persona a periodistas y aficionados –no pongo la mano en el fuego, pero casi seguro que nunca le ha negado una foto o un autógrafo a un aficionado-. Sabe cómo manejar sus declaraciones, atacar a sus rivales sin dejar de ser el bueno de la película. Él empezó a mostrar el camino que se debía seguir y además ha sabido adaptarse a los cambios.

Es cierto que a la sonrisa de Rossi le han acompañado sus éxitos, algo parecido a lo que le está ocurriendo a Marc Márquez que tiene ángel sobre la pista y fuera de ella. A otros no les acompañan los éxitos pero saben compensarlo con cada comentario que hacen, como es el caso de Colin Edwards o Cal Crutchlow, a quien resulta casi imposible no idolatrar después de leerle en Twitter o escucharle en rueda de prensa.  O Jordi Torres de quien tan solo necesitas un par de minutos sobre la moto antes de la salida para volverte fan incondicional. Aquellos que no se caracterizan por tener una personalidad cautivadora, como es el caso de Jorge Lorenzo, tienen que hacer un mayor esfuerzo por llegar al público a través de las redes sociales.

El caso es que ya sean más o menos simpáticos, les cueste más o menos publicar ciertos aspectos de su vida lo necesitan para gustar entre el público y el Mundial no deja de ser un negocio que como todos se mueve por dinero y cuanto mejor caiga un piloto más fans tendrá y más lucha habrá entre los equipos por tenerles en sus filas.

Así que en el fondo, y pese a que quizás estamos entrando demasiado en la vida de las personas es algo de lo que nos beneficiamos todos, aficionados, equipos, patrocinadores y en el fondo pilotos. 

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