Cuenta la historia que Assen es circuito Yamaha, el
problema que tiene la historia es que no tiene en cuenta a Marc Márquez. Assen
es historia, es leyenda, es tradición, es la Catedral de la Velocidad, es un
trocito de magia que guarda el motociclismo en Holanda.
El sábado en los Países Bajos, estaba la única oportunidad
de Rossi y Lorenzo de parar a Márquez, ambos lo sabían, hasta Lorenzo lo
afirmaba en sus declaraciones, pero el viernes en la sesión de clasificación
todo cambió. Los de Yamaha salían muy retrasados, la lluvia apareció y
convirtió la carrera en un caos con cambio de neumáticos, de moto, de asfalto
seco y mojado.
Entre ese caos Marc Márquez volvía a brillar, a mostrarse regular en unas
condiciones de todo menos favorables. Cruzaba la línea de meta tumbado sobre la
moto, sin usar las manos ni los pies, simulando que nadaba. Entre brazadas
igualaba a Agostini en número de victorias consecutivas y se aseguraba el
título sin tener que volver a ganar en las 10 carreras restantes, con hacer
segundo y tercero en lo que queda de campeonato se haría con su segundo título
de la categoría reina.
El problema de Márquez es que no sabe correr para
ser segundo y los demás no saben correr para ganarle, al menos este año. Mientras
él conseguía una victoria más, los dos pilotos de Yamaha se perdían lejos de la
cabeza de carrera. Al menos Rossi consiguió salvar los papeles con su quinto
puesto, pero el puesto 13 en el que Lorenzo cruzó la meta no tiene explicación.
Aseguró al terminar la carrera que tuvo miedo, que le pudo el recuerdo de la
lesión del año anterior, esa lesión que en 2013 le convertía en héroe al correr
pocas horas después de ser operado de la clavícula y este año le hundía aún más
en un agujero muy oscuro.
Mejor que hablar con los hechos de ayer es hacerlo con los de hoy, y estos nos dicen que Marc Márquez es leyenda. Él es hoy en día la historia y eso que acaba de empezar a caminar, cuando corra ya ni le vamos a ver.
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