lunes, 14 de julio de 2014

Como el primer día de las rebajas




El domingo un único pensamiento cruzaba la cabeza de los alemanes, la final de la Copa del Mundo que se disputaban la selección alemana y la argentina a muchos kilómetros del país galo. Poco les preocupaban las nubes que durante casi todo el fin de semana cubrieron los cielos del país y los pilotos que ese mismo fin de semana celebraran un Gran Premio en el circuito de Sachsenring.

No son datos contrastados, pero me lo puedo imaginar; el fútbol mueve masas y he de reconocer que de ser España la que jugara la final yo también hubiera tenido un nudo en el estómago desde bien temprano. A los que no nos iba la vida en la final del Mundial – mis preferencias entre Alemania y Argentina son más personales que otra cosa – nos preocupaba que esas nubes que se iban y volvían hicieran del Gran Premio una copia del de Assen.

Todo apuntaba a que así sería, al menos eso fue lo que ocurrió en Moto 3 y Moto 2. ¿Neumáticos de seco o mojado?, la eterna pregunta cuando ha llovido la noche anterior, la pista se está secando, hay riesgo de lluvia y el de al lado en la parrilla de salida cambia de neumáticos tres veces en apenas minutos. Una vez tomada la decisión en las dos categorías inferiores toca tirar y cruzar lo mejor situado posible la meta.

En Moto GP la película es distinta, las nubes y el riesgo de lluvia significan carrera flag to flag: normalmente según se apaga el semáforo el jaleo empieza en boxes para tener lista la segunda moto en caso de lluvia. Eso al menos es lo que había ocurrido hasta ahora, pero el domingo después del lio habitual en domingos nublados los pilotos daban la vuelta de reconocimiento y se metían en boxes sin llegar a la parrilla de salida. Tan solo 9 pilotos liderados por Stefan Bradl ocupaban sus posiciones. Los 12 restantes cambiaban de moto y se apresuraban al final del pit lane a que se encendiera el semáforo. La pista estaba seca en su mayoría y los neumáticos de mojado hubiera supuesto un suicidio.

En parrilla el semáforo se apagó, Bradl lideraba en casa con un casco especial en homenaje a esa final que se jugaba en Brasil horas más tarde. Tras él salieron los demás que formaban la parrilla de salida. Mientras un semáforo se apagaba en la línea del pit lane los doce pilotos que habían decidido cambiar de moto, apostar por los neumáticos de seco esperaban ansiosos, agolpados a que el semáforo en su caso se pusiera verde, como el primer día de las rebajas cuando las personas se agolpan en la puerta del centro comercial disimulando los codazos para que los de seguridad, que ríen al otro lado de la puerta, no digan nada. Aquí no había codazos ni empujones pero si esa tensión en el ambiente, ese nerviosismo en los segundos previos a que se abran las puertas o se apague el semáforo más bien.

El pequeño carril de incorporación al trazado se llenó de pilotos buscando un hueco para ser el primero en comenzar la caza. Lorenzo se saltaba la línea continua, puede que le empujaran, levantó la mano y perdió posiciones para que no le penalizaran. Mientras tanto Márquez seguido de Pedrosa ya estaban a la caza de la cabeza.

Bradl, el que parecía haber sido el alumno aventajado con su elección de neumáticos de seco en la parrilla, se perdía en las posiciones de atrás jugando con los puntos por esa misma elección. Óscar Haro daba la clave una vez su ‘cachorro’ veía de lejos la cabeza de carrera. El alemán llevaba neumáticos de seco con reglaje de lluvia lo que le impidió aprovechar y mantener la ventaja inicial.

Salvo la salida el resto de la carrera fue una carrera más; con Márquez dominando y los demás intentándole seguir el paso. Las únicas diferencias fueron la resistencia que mostró Pedrosa y volver a ver a Lorenzo en las primeras posiciones, remontando, y manteniéndose tercero hasta ver la bandera a cuadros.

En el parque cerrado a la moto de Marc Márquez se le unía la de su compañero Dani Pedrosa, la de Jorge Lorenzo y la CRT de Aleix Espargaró. Los cuatro sonreían conscientes de la histórica carrera, que vale que Márquez también había ganado, pero que todos habían protagonizado.

El Mundial cierra, los pilotos se van de vacaciones, pero solo hasta el 10 de agosto que volverá todo esto en Indianápolis.

A todo esto, un gol en el minuto 113 le dio a Alemania su cuarta estrella en la camiseta y un día más que marcar en el calendario, aunque algunos nos quedemos con esa salida a lo inicio de las rebajas. 



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