Teruel existe;
ya lo sabía, que para algo tiene que haber servido colocarlo tantas veces en el
mapa durante los años de colegio, pero desde este fin de semana soy mucho más
consciente. Un año más el circuito de Motorland, en Alcañiz, acogía el Gran
Premio de Aragón, el mejor GP del Mundial, con un trazado que a todos enamora y
que sí, está en la nada, pero merece la pena recorrer esa nada para llegar a
él.
Durante un fin
de semana Alcañiz se convertía en el centro del mundo. Calles, carreteras,
bares, restaurantes… todo estaba invadido por los moteros y aficionados al
motociclismo que se concentraban desde cualquier parte de España en los
alrededores del circuito. Solo había un sonido, el rugido de los motores; un
olor, el de la gasolina; un tema de conversación, las motos.
Dicen que la de
España es la mejor afición del Mundial y aunque desconozco la de otros países
puedo asegurar que los aficionados españoles lo dan todo en cada prueba y que
el domingo 64.500 personas vivieron el Gran Premio de Aragón en primera
persona. No faltó nadie, el motero de toda la vida, el que vive las motos en
estado puro, que siente cada segundo de la carrera de MotoGP aunque desconoce a
los pilotos de las otras dos categorías; el niño que va por primera vez y se
emocionada con todo lo que ocurre en el circuito, hasta con el speaker; el
grupo de amigos seguidores de las motos; la familia al completo que ya tiene
pandilla y se ven de circuito en circuito; el grupo de amigos que van por
primera vez, los padres que arrastran a sus hijos; los hijos que arrastran a
sus padre; o las dos amigas que pasan un fin de semana de chicas entre motos.
Puede que en un
principio la expectación por el Gran Premio de Aragón viniera dada por la
posibilidad que tenía Márquez de llevarse su segundo título mundial, pero una
vez descartada esta opción y siendo conscientes de que tocaba esperar al menos
a Japón para volver a verle proclamarse campeón, las gradas se llenaron de
igual manera. A los espectadores les tocó sufrir un calor propio de finales de
julio o principios de agosto en Madrid el sábado en las gradas y el domingo la
continua amenaza de lluvia que se convirtió en realidad en las últimas vueltas
de la carrera de MotoGP; como recompensa pudieron disfrutar de tres carrerones
que más de uno firmaría por ver cada gran premio.
Y lo mejor, que
por muchas carreras que firmáramos para que fueran igual seguiríamos sorprendiéndonos,
porque si Miller no se cae, Rins y Márquez no se pelean por la cabeza de
carrera, Márquez no termina el día como líder de la clasificación, Viñales no
gana, Rossi, Márquez y Pedrosa no se van al suelo, Lorenzo no gana por primera
vez en la temporada o Aleix Espargaró y Crutchlow no se disputan la segunda
posición hasta la línea de meta otros lo harán y como dice Ángel Nieto: “esto
señores, es motociclismo” y esto señores, es lo que nos gusta; el rugido de los motores, el olor a gasolina, las concentraciones improvisadas en cualquier gasolinera de cualquier carretera, las motos adelantándonos y los fines de semana que son 100% motociclismo.
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