‘Voy más sobrado de trabajo que
de talento’ el nuevo Campeón del Mundo de Moto2 no tiene ningún problema en
reconocerlo, así lo afirma el mismo en las entrevistas. Comenzaba la temporada
con la etiqueta de favorito, etiqueta que en el Gran Premio de Malasia cambió
por la de Campeón del Mundo, un título que se ha forjado a base de esfuerzo,
trabajo y regularidad.
Corría el año 2006 cuando un
chico larguirucho, risueño, de pelo rubio y ojos claros llegaba al Campeonato. El
amor por las motos le venía heredado de su padre, ajeno a este mundo pero con
suficiente pasión por el motor como para inculcárselo a sus hijos.
Aquel chaval de nombre Esteve
pero al que todos llaman Tito llegaba con fuerza al Campeonato del Mundo pero
se iba perdiendo entre los demás pilotos, nunca mejor dicho, a gran velocidad.
Su físico recordaba al de otros pilotos del Mundial como Valentino Rossi o
Marco Simoncelli, pero su rendimiento era irregular. Sus inicios fueron
confusos, era muy alto para las motos pequeñas pero le faltaba experiencia para
subirse a las grandes y desde el principio llevó a la espalda un gran lastre;
el tema del peso, de los gramos de más sobre la moto, le llegó a obsesionar.
La de Rabat es la historia de un
trabajador, de un chico que solventa todas sus carencias con esfuerzo. “Entre
que no di el salto de calidad hasta hace poco y que nunca nadie había apostado
por mí como el piloto que soy puede que me sintiera un poco segundón”. La
verdadera carrera de Tito comienza hace dos años y está marcada por tres
personas y un hecho, una de esas pruebas que te pone la vida y te pega de
golpe.
Hace dos años su madre moría y
eso ponía su mundo del revés. “Siempre que me pasaba algo recurría a ella y me
toco espabilar”. Cogió carretera y manta y empezó a entrenar por los circuitos
de España hasta que llegó al de Almería. Allí encontró en David García y la familia de este a su segunda
familia y en el circuito de Almería su segundo hogar. Vive entre su caravana y
un hotel, así puede subirse a su Kalex cuando quiere y rodar. Así es feliz.
Quizás la gente no lo comparta, al principio nadie entendía esta nueva vida que
empezaba a llevar, pero ahora a nadie le extraña que según pone un pie fuera
del circuito donde se ha disputado el Gran Premio de turno corra al circuito
almeriense. La tercera en discordia es Eva Calleja, su psicóloga, con la que
lleva trabajando un par de años y quien le ha centrado. La evolución de Tito en pista se debe en
parte a ella, al trabajo que realizan dentro y fuera de los circuitos.
Su primera victoria se hizo
esperar, no llegó hasta el año pasado en el Gran Premio de Jerez. Ese fue el
momento en el que el piloto catalán dio un salto de calidad, comenzó a creerse
capaz se ser alguien en el Campeonato y hasta puso en problemas a su compañero
de equipo y favorito para el título Pol Espargaró. Por fin parecía que en el
equipo de Sito Pons, Tito Rabat había encontrado su sitio y comenzaba la
personalidad que ahora es su seña de identidad.
Al trabajo y el esfuerzo del año
pasado se unía en esta nueva temporada una confianza en si mismo con la que
hasta ahora no había contado. Y ha sido en gran medida esa confianza la que le
ha permitido empezar el año con una victoria, enlazar siete podios
consecutivos, conseguir siete victorias, que su peor resultado sea un octavo
puesto a falta de la última prueba del Mundial, que Mika Kallio fuera un
compañero de equipo molesto pero solo en algunas ocasiones y que aunque en las
últimas carreras sintiera la presión en cada uno de sus músculos y que esta se
apoderaba de su cabeza pudiera salvar la segunda mitad del campeonato y hacerse
con el tan ansiado título.
Independientemente del título
decidió quedarse un año más en Moto2, aprendiendo, adquiriendo más experiencia,
exigiéndose mejorar el cuerpo a cuerpo, la agresividad en pista que muchas
veces brilla por su ausencia y con el claro objetivo de convertirse en un sólido
candidato para llevar una MotoGP: pero eso si con el número 1 sobre la cúpula.
Un número 1 que demuestra que el
ángel que acompaña a muchos de tus compañeros es importante pero que el
trabajo, la dedicación y la confianza también te pueden llevar a conseguir tus
sueños; que puede suplir ese extra que tienen otros y que les hace brillar pero que quizás en el caso de Rabat sea especial y desde hace un par de años le esta haciendo brillar mucho más.
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