lunes, 27 de octubre de 2014

Rabat el trabajador


‘Voy más sobrado de trabajo que de talento’ el nuevo Campeón del Mundo de Moto2 no tiene ningún problema en reconocerlo, así lo afirma el mismo en las entrevistas. Comenzaba la temporada con la etiqueta de favorito, etiqueta que en el Gran Premio de Malasia cambió por la de Campeón del Mundo, un título que se ha forjado a base de esfuerzo, trabajo y regularidad.

Corría el año 2006 cuando un chico larguirucho, risueño, de pelo rubio y ojos claros llegaba al Campeonato. El amor por las motos le venía heredado de su padre, ajeno a este mundo pero con suficiente pasión por el motor como para inculcárselo a sus hijos.

Aquel chaval de nombre Esteve pero al que todos llaman Tito llegaba con fuerza al Campeonato del Mundo pero se iba perdiendo entre los demás pilotos, nunca mejor dicho, a gran velocidad. Su físico recordaba al de otros pilotos del Mundial como Valentino Rossi o Marco Simoncelli, pero su rendimiento era irregular. Sus inicios fueron confusos, era muy alto para las motos pequeñas pero le faltaba experiencia para subirse a las grandes y desde el principio llevó a la espalda un gran lastre; el tema del peso, de los gramos de más sobre la moto, le llegó a obsesionar.

La de Rabat es la historia de un trabajador, de un chico que solventa todas sus carencias con esfuerzo. “Entre que no di el salto de calidad hasta hace poco y que nunca nadie había apostado por mí como el piloto que soy puede que me sintiera un poco segundón”. La verdadera carrera de Tito comienza hace dos años y está marcada por tres personas y un hecho, una de esas pruebas que te pone la vida y te pega de golpe.

Hace dos años su madre moría y eso ponía su mundo del revés. “Siempre que me pasaba algo recurría a ella y me toco espabilar”. Cogió carretera y manta y empezó a entrenar por los circuitos de España hasta que llegó al de Almería. Allí encontró en David García y la familia de este a su segunda familia y en el circuito de Almería su segundo hogar. Vive entre su caravana y un hotel, así puede subirse a su Kalex cuando quiere y rodar. Así es feliz. Quizás la gente no lo comparta, al principio nadie entendía esta nueva vida que empezaba a llevar, pero ahora a nadie le extraña que según pone un pie fuera del circuito donde se ha disputado el Gran Premio de turno corra al circuito almeriense. La tercera en discordia es Eva Calleja, su psicóloga, con la que lleva trabajando un par de años y quien le ha centrado.  La evolución de Tito en pista se debe en parte a ella, al trabajo que realizan dentro y fuera de los circuitos.

Su primera victoria se hizo esperar, no llegó hasta el año pasado en el Gran Premio de Jerez. Ese fue el momento en el que el piloto catalán dio un salto de calidad, comenzó a creerse capaz se ser alguien en el Campeonato y hasta puso en problemas a su compañero de equipo y favorito para el título Pol Espargaró. Por fin parecía que en el equipo de Sito Pons, Tito Rabat había encontrado su sitio y comenzaba la personalidad que ahora es su seña de identidad.

Al trabajo y el esfuerzo del año pasado se unía en esta nueva temporada una confianza en si mismo con la que hasta ahora no había contado. Y ha sido en gran medida esa confianza la que le ha permitido empezar el año con una victoria, enlazar siete podios consecutivos, conseguir siete victorias, que su peor resultado sea un octavo puesto a falta de la última prueba del Mundial, que Mika Kallio fuera un compañero de equipo molesto pero solo en algunas ocasiones y que aunque en las últimas carreras sintiera la presión en cada uno de sus músculos y que esta se apoderaba de su cabeza pudiera salvar la segunda mitad del campeonato y hacerse con el tan ansiado título.

Independientemente del título decidió quedarse un año más en Moto2, aprendiendo, adquiriendo más experiencia, exigiéndose mejorar el cuerpo a cuerpo, la agresividad en pista que muchas veces brilla por su ausencia y con el claro objetivo de convertirse en un sólido candidato para llevar una MotoGP: pero eso si con el número 1 sobre la cúpula.

Un número 1 que demuestra que el ángel que acompaña a muchos de tus compañeros es importante pero que el trabajo, la dedicación y la confianza también te pueden llevar a conseguir tus sueños; que puede suplir ese extra que tienen otros y que les hace brillar pero que quizás en el caso de Rabat sea especial y desde hace un par de años le esta haciendo brillar mucho más. 

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